Comienza el recorrido por el Gijón de la Guerra Civil
Sin embargo, a veces no sabemos demasiado de los antiguos escenarios bélicos que tenemos más cerca. Hace dos semanas, en una soleada mañana de domingo, decidí ir más allá. Se trataba de mirar a mi Gijón con otros ojos.
Un grupo de veinte personas, guiados por el geógrafo Manuel Antonio Huerta, salimos a la ciudad desde el Museo Nicanor Piñole para recrear algunos de los momentos más dramáticos de Gijón.
Recorrimos los lugares clave del Gijón de la Guerra Civil Española y tuvimos la oportunidad de conocer un poco más de la historia de la ciudad entre el 20 de julio de 1936 y el 21 de octubre de 1937, los 15 meses en que Gijón se convirtió en la capital de la Asturias republicana.
Historia y escenarios de la Guerra Civil en Gijón
Hoy os quiero invitar a conocer la historia y a visitar algunos de los escenarios del conflicto en Gijón. Mis paseos por estos lugares no van a volver a ser iguales. ¡Empecemos!
El 18 de julio de 1936 el coronel Pinilla ordena el acuartelamiento de las tropas. La idea era desplegar varias unidades para ocupar algunos objetivos estratégicos.
Finalmente, la noche del 20 de julio las tropas sublevadas salen por lugares tan emblemáticos como el Paseo de Begoña. Poco a poco, los milicianos controlan la situación en el centro. En la Batería Alta del Cerro de Santa Catalina había un destacamento del Regimiento Simancas, que se rinde también ante los milicianos. Y la Guardia Civil entrega su cuartel de los Campos Elíseos, entre la avenida de la Costa y la calle Ramón y Cajal.
A los soldados rebelados no les queda otra que replegarse hacia los cuarteles. La sublevación militar de Gijón había fracasado, al contrario que en Oviedo.
A partir de este momento, comienza en Gijón el asedio de los cuarteles, con ataques continuos de los milicianos. El 16 de agosto de 1936 cae el Cuartel del Coto y el Cuartel de Simancas es finalmente tomado por las milicias fieles a la República el 21 de agosto.
Al mismo tiempo, comienzan los bombardeos en la ciudad. A partir del 22 de julio de 1936, los gijoneses ya no se fiarán de ningún ruido proveniente del cielo. El primer gran bombardeo se produce el 14 de agosto y deja medio centenar de muertos, muchos cerca del Cuartel de La Guardia de Asalto, en el Antiguo Instituto Jovellanos, que se había puesto del lado de la República.
Los gijoneses tampoco se fían del mar, pues desde el verano de 1936 llegan numerosos disparos provenientes del crucero sublevado Almirante Cervera. En el muro de San Lorenzo y en el Cerro Santa Catalina se instalaron a continuación ametralladoras para defender a la ciudad.
A partir del verano de 1937, con la llegada de la Legión Cóndor al Frente Norte, los ataques aéreos se hacen diarios. El Palacio Revillagigedo, cuartel de las milicias, fue parcialmente destruido en un bombardeo en septiembre de 1937. El Musel y todo el casco urbano también sufrieron grandísimos destrozos en este fatídico verano.
Con tanto bombardeo, la ciudad tiene que organizarse para proteger a sus ciudadanos. La Junta de Defensa Civil habilita una red de refugios, muchos de ellos en sótanos y portales seguros. También hay refugios construidos especialmente para la defensa. Entre ellos está el túnel de Cimadevilla, con capacidad de 1200 personas y el túnel de Begoña, en la calle Fernandez Vallín, donde cabían 500 vecinos.
Como decía, tras la sublevación militar, Gijón se mantiene fiel a la Republica. Se crea una Delegación de Movilización, entre la calle Corrida y Munuza, para organizar la defensa contra los militares sublevados, y un Comité de Guerra, en el edificio del antiguo Banco de Gijón, en la calle Begoña.
A pesar de la guerra, el Ayuntamiento de la ciudad sigue funcionando en manos anarquistas. Ellos propician mejoras urbanísticas como la destrucción de viejos edificios o la construcción de la característica balaustrada de la playa, pero también toman decisiones muy controvertidas como derruir las tres iglesias más emblemáticas de la ciudad: San Pedro, San Lorenzo y San José. En el Ayuntamiento tiene asimismo sede el Tribunal Popular de Justicia.
Por otro lado, la Casa Blanca en el Parchís se convierte en la sede del gobierno republicano en Asturias.
Los servicios sanitarios se instalan en la Gota de Leche, en la plaza del Humedal, y el Hospital de la Caridad, en la calle Cabrales. El Patronato de San José se convierte en hospital de sangre.
Muchos adultos pierden su vida y los orfelinatos de Gijón se llenan. Empieza a funcionar el orfanato Alfredo Coto, en el antiguo colegio de San Vicente Paul, el orfanato Rosario Acuña, en la quinta Bauer en Somió, y el del Asilo Pola, en el actual Museo Piñole.
Las iglesias también cambian de función. La Iglesia de San José fue utilizada como cárcel provisional, hasta su derribo a finales de agosto de 1936. A raíz del gran bombardeo de agosto de1936, se viene a buscar a 63 presos que se hallaban en la Iglesia de San José y se les fusila como represalia. Un escarnio por todos lados…
Los Carmelitas, en el Paseo de Begoña, es ocupada por los milicianos en septiembre de 1936. La usan como almacén de municiones, hospital y cuartel de regimiento.
La Iglesia del Sagrado Corazón, conocida como La Iglesiona, se convierte en otra cárcel. Por allí pasan cientos de prisioneros capturados por las milicias fieles a la República y se ajusticia a 341 de ellos. Tras la guerra, sigue siendo cárcel y las tropas sublevadas también ejecutarán a muchos de estos prisioneros.
Ya os podéis imaginar las condiciones de los presos y cómo eran hechas las ejecuciones de unos y otros: un paseo o un juicio que no era tal y adiós.
Una vez finalizada la guerra en Gijón, con la entrada de las Brigadas Navarras el 21 de octubre de 1937, la Plaza de toros del Bibio se convirtió en campo de concentración y, por desgracia, no fue el único de la ciudad.
Ya en los 40, ante el temor de un ataque aliado contra España, se construyen refugios antiaéreos en las poblaciones de más de 20000 habitantes. Los sótanos de la actual Biblioteca Pública Jovellanos, antes Banco de España, constituyen un ejemplo de estos refugios.
Una historia, tan dura como real, que nos ha hecho dar un paseo verdaderamente completo por el hoy tan tranquilo y agradable centro de Gijón.
Momento Chips
La Guerra Civil Española tuvo como consecuencia el exilio de grandes artistas españoles como Pablo Picasso o Rafael Alberti.
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