A tres kilómetros del centro de Palma, sobre una colina, se halla una de las más originales y carismáticas construcciones de Mallorca. Se trata del Castillo de Bellver.
Fue construido entre 1300 y 1311 por orden del Rey Jaime II de Mallorca. Hay que decir que desde allí las amenazas foráneas, que podían llegar por tierra o por mar, se detectaban fácilmente. El castillo era también un lugar que podía servir de refugio en caso de peligro. Y, además, era una elegante residencia real.
El castillo consta de un edificio gótico de planta circular con cuatro torres. La Torre Major o del homenaje es la única no encastrada al conjunto. Bellver fue construido en marès, un tipo de piedra arenisca frecuente en las Baleares. El interior del castillo tiene acabados muy refinados, como residencia real que será. En la planta baja se hallaban las estancias destinadas al abastecimiento del conjunto. Arriba, estaban las dependencias de la familia real, las salas oficiales y la Capilla de San Marcos.
Después de usarse como residencia real, el Castillo de Bellver aloja durante años a las principales autoridades de la isla y comienza a servir en ocasiones como prisión. En el siglo XVI, en pleno conflicto por la sucesión de Carlos II, los partidarios del archiduque Carlos de Austria construyen el revellín exterior, una nueva línea defensiva que debía servir para hacer frente al avance de las fuerzas de Felipe de Anjou.
Es a partir de la Guerra de Sucesión que el castillo se convierte en la principal prisión política y militar de la isla. Importantes personalidades como el gran ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos (Jovellanos en Mallorca), François Arago y el general Luis de Lacy pasaron por Bellver. En vuestra visita, encontraréis un especial recuerdo a la imagen del intelectual gijonés.
En tiempos de la Guerra Civil, el castillo, como el país, vive momentos dramáticos con el encarcelamiento de más de 800 presos.
Para entender la historia de Mallorca, hay que visitar Bellver. Además, el castillo alberga el interesante Museo de la Historia de la Ciudad, que da cuenta de la huella que multitud de pueblos han dejado en Palma.
El castillo también acoge la Colección Depuig de escultura clásica. La colección pertenecía a Antoni Depuig i Dameto, un cardenal mallorquín en tiempos de la Ilustración.
Momento Chips
La torre del homenaje toma este nombre porque en este tipo de torre se celebraba la ceremonia del homenaje en la que se realizaba un juramento de fidelidad y obediencia al rey o señor.
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