Los intolerantes a la lactosa pueden en muchos casos consumir yogur ya que contiene mucha menos lactosa que la leche y sus proteínas y grasas facilitan su digestión. El yogur contiene además mayor cantidad de calcio que la leche, ya que su absorción aumenta por su pH ácido. También es fuente de muchos otros nutrientes como las vitaminas A, importante para crecimiento y vista, D, fundamental en la absorción del calcio y B12, necesaria para liberar la energía de los alimentos y mantener sano el sistema nervioso.
El yogur es un alimento probiótico, es decir que contiene microorganismos vivos que interaccionan con las bacterias de nuestra flora intestinal. El yogur ofrece así muchos beneficios para nuestra salud pues equilibra la flora bacteriana intestinal, protege frente a las infecciones gastrointestinales, disminuye la incidencia de diarrea, favorece la recuperación de la flora tras un tratamiento antibiótico, potencia la respuesta inmunológica y refuerza las defensas.
El yogur no es mágico y no nos hará bajar peso pero sí puede ayudar a regularlo. Por su alto contenido proteico, se convierte en uno de los aceleradores del metabolismo. Estas proteínas combinadas con los carbohidratos mantienen nuestro organismo en buena salud. Por su parte, algunos estudios parecen haber demostrado que un incremento en la ingesta de calcio se traduce en una reducción de grasa corporal, pues interferiría directamente en la forma de absorber las grasas, favoreciendo con ello la pérdida de peso.
Y, lo más importante, el yogur es un alimento delicioso y fácil de consumir.
El yogur se puede comprar preparado en todos los comercios pero hacerlo en casa no tiene misterio. En Reino Unido, por ejemplo, no es siempre fácil encontrar yogures saludables, poco grasos y sin azúcar. Hacer su propio yogur casero es la solución perfecta cuando queremos saber exactamente lo que estamos consumiendo.
Yogur de vainilla con yogurtera - Yogur con yogurtera. Consejos prácticos
Momento Chips
El bacteriólogo y Premio Nobel de Medicina, Elie Metchnikoff, creía que la longevidad de los centenarios caucasianos era atribuible a su importante consumo de yogur.
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