Además, la limpieza de la fachada siempre se ha hecho religiosamente cada 10 años, como la legislación indica y bajo pena de una multa consecuente.
Históricos programas urbanísticos de calidad combinados con conciencia vecinal y medidas para mantener la ciudad en perfecto estado confieren a la “Ciudad de la Luz” un aspecto siempre impecable.
En Reino Unido y Estados Unidos, en general, los edificios tienen también una imagen limpia y homogénea.
En España, sin embargo, se prefieren los edificios de mala calidad estilo mamotreto tapando, si puede ser, el sol de nuestras bellísimas playas. Las fachadas se tornan grisáceas, las persianas y ventanas de un mismo edificio son variopintas. ¡Y qué suerte aquel que no tiene un vecino que decide cerrar su balcón con materiales improvisados! Los criterios de uniformidad se dejan de lado, la fachada y la calle se afean y el valor de cualquier piso del edificio baja. Y, aun así, a todo esto, nadie dice nada.
Muchos parisinos quizás no hayan comprendido aún que el interior es igual de importante que el exterior pero en España, por respeto al resto de los ciudadanos y visitantes, debemos concienciarnos de que el exterior es igual de importante que el interior.
¡Por la preservación del entorno en uno de los países más bonitos y más diversos del planeta!
Momento Chips
La Ley de Costas de España protege, con éxito variable, la ribera del mar convirtiendo las playas en terrenos públicos y prohibiendo la edificación residencial a menos de 100 metros del mar.
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