La pesadilla del revelado de fotos

Me acuerdo de aquellos tiempos en los que antes de tirar una foto, nos lo pensábamos muy mucho. Tras las vacaciones, cogíamos nuestro carrete de 24 e íbamos a la tienda con aquel tesoro. A los dos días, llegaba el momento de las sorpresas. “La hermanita tiene los ojos cerrados”, “Hay un dedo en este paisaje”, “El flash nos ha dejado los ojos rojos”. Y, naturalmente, no había una segunda toma. Tampoco es de extrañar considerando el precio de la copia en la época.

Hoy día, estos problemas ya no existen. Miramos en la pantallita y si no nos gusta el resultado, borramos y repetimos. A la hora del revelado, los precios han bajado considerablemente, sobre todo si nos decidimos a hacer un pedido “online”. Y tras 6 meses de fotos y fotos, una tarde nos decimos que ya es momento de hacer unas copias en papel, sobre todo que eso de la pantalla del ordenador no termina de convencer a la generación de nuestros padres.

La primera fase, buscar en “Google” un “revelado barato” y tras este click mágico, ya tenemos dos horitas delante de nosotros. Los precios son imposibles de comparar: tarifas degresivas, embalajes, gastos de envío… No hay ninguna homogeneidad. Al final, ya hartos, escogemos la empresa con el diseño de web más bonito y el “Fácil y Rápido” más grande. “Parecen muy serios”, nos decimos. Los problemas sólo acaban de comenzar. Hacer una selección de fotos entre las 2000 que hemos hecho últimamente nunca ha sido tarea fácil. Después, tras crear una cuenta (¡otra maldita contraseña!), nos toca cargar las fotos en el servidor. “Que la conexión no le dé hoy por cortarse”, pensamos en alto. No son todos los que tienen tanta suerte. ¿Cuántos ejemplares de cada foto? “Seguro que mamá quiere una copia de ésta también. Estamos muy guapos”. Empieza a anochecer, los ojos como platos de tanto mirar al monitor. No es exactamente la tarde de Domingo que habíamos planeado pero ya está. Sólo nos queda pinchar en el botón para enviar el pago. Y, de pronto, aparece un mensaje de ERROR. Miramos con impotencia nuestro navegador. De poco servirá contactar con la línea de Atención al cliente. El pedido no está en el sistema. Hay que volver a empezar.

He descrito mi última experiencia. En este caso, se trataba de una web británica pero he vivido fallos de todo tipo en otros países.

Sin embargo, no lo han conseguido todavía, hoy han llegado mis preciosas fotos y sigo siendo una verdadera amante de la fotografía digital.